
Hay algunos días, en los que nada parece ir bien.
Aquí te dejo cuatro pasos para tranquilizarte y volver a encarrilar las cosas.
Abrí los ojos de golpe mientras estaba en la cama. Tenía la extraña sospecha de que estaba disfrutando de mucho más sueño de lo que era mi costumbre un lunes por la mañana. Efectivamente, mi cerebro me lo recordó: quería levantarme a las 5 de la mañana para empezar bien el día... y ya eran las 6 de la mañana.
Salté de la cama, preparé el desayuno para los niños y preparé las loncheras en un tiempo récord. Antes de que mi marido pudiera salir por la puerta con nuestra hija, corrí como loca a mi oficina, encendí mi computadora y comencé a escribir.
Cinco minutos después, mi hijo de 17 años, que pensé que se dirigía a la escuela, entró en mi oficina murmurando algo sobre perder el autobús. Agarré mi cartera y lo llevé a la escuela.
No eran ni las 8 de la mañana y mi día ya se había ido al garate.
A pesar de mi tendencia al optimismo, hay días en los que todo se ha ido al traste, por mucho que me esfuerce por replantear los acontecimientos. Recuperar el control de días como este puede ser un desafío.
La base neurológica de un día que ha ido mal es nuestra vieja amiga, la respuesta al estrés. Se trata de una serie de procesos biológicos y psicológicos que se ponen en marcha automáticamente cuando nos enfrentamos a algo estresante, como cuando mi hijo entra por la puerta y me hace caso en el único momento que tenía para terminar un proyecto importante.
La respuesta al estrés es útil cuando nos ayuda a afrontar una amenaza inmediata, pero a menudo disminuye nuestra capacidad de razonar, concentrarnos y elaborar estrategias. Irónicamente, esas son precisamente las funciones que necesitamos para abordar el tipo de situaciones complejas que enfrentamos en casa y en el trabajo.
Entonces, ¿cómo podemos volver a encarrilar nuestro día después de que todo se fue al traste? ¿Cómo podemos evitar que algunos errores iniciales nos arruinen los objetivos? Me gustaría ofrecerle un plan de cuatro partes para cambiar tu día después de que todo se fue al traste.
Paso uno: Activar el sistema nervioso parasimpático

El primer paso para restablecer tu día es interrumpir la respuesta al estrés activando el sistema nervioso parasimpático, que funciona principalmente a través del nervio vago, que va desde el cerebro hasta el intestino y forma una conexión entre el cerebro y el intestino. Gracias a ello, la mayoría de las herramientas para activar el sistema nervioso parasimpático se basan en algún tipo de trabajo corporal. A continuación, te ofrezco algunas sugerencias:
Respiración: es posible que conozca la técnica de respiración 4-7-8, en la que inhala contando hasta 4, contiene la respiración contando hasta 7 y exhala contando hasta 8. Es una estrategia terapéutica que se ofrece con frecuencia a las personas que controlan la ansiedad. Pero, ¿sabe por qué funciona? Debido a que la exhalación dura el doble que la inhalación, puede interrumpir una respuesta al estrés activando el sistema nervioso parasimpático y reduciendo la frecuencia cardíaca (lo opuesto a lo que sucede durante la lucha o la huida).
Técnica de liberación emocional (EFT): La EFT, también llamada tapping, es una técnica de acupresión basada en la medicina china que combina la vocalización de sentimientos sobre la fuente de un factor estresante con la aplicación de una ligera presión en nueve puntos meridianos del cuerpo. Se ha descubierto que la EFT tiene efectos similares a los de la respiración, ya que reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Se cree que funciona enviando señales a la amígdala de que la amenaza ha desaparecido, calmando así su actividad. ( Si te interesa aprender a realizarla, pide información en comentarios)
Salga a la naturaleza: sumergirse en la naturaleza puede activar el sistema nervioso parasimpático de diversas maneras. ¿Ha probado alguna vez a hacer grounding? Se trata de poner los pies descalzos directamente sobre el suelo al aire libre. Los estudios sobre grounding sugieren que puede tener un efecto calmante profundo, relajando los músculos y conectándose con el entorno en lugar de con el factor estresante.
Segundo paso: inundar el cuerpo con hormonas que te hagan sentir bien.

Una vez que hemos detenido la respuesta al estrés, el siguiente paso es inundar nuestro cuerpo con algunas hormonas que nos hagan sentir bien para contrarrestar los efectos de la adrenalina y el cortisol liberados durante la respuesta al estrés.
Las endorfinas nos ayudan a reducir el estrés; la serotonina nos ayuda a equilibrar nuestro estado de ánimo y a sentir una mayor sensación de bienestar; la oxitocina puede reducir el estrés y hacernos sentir más conectados con los demás. Hay varias formas de aumentar estas hormonas en nuestro cuerpo:
Ejercicio: La primera y más obvia forma de inundar nuestro cuerpo con hormonas que nos hagan sentir bien es el ejercicio. Las investigaciones han demostrado que el ejercicio cardiovascular de intensidad moderada durante al menos 30 minutos es lo que mejor genera la liberación de endorfinas y serotonina. Entre las mejores formas de ejercicio que cumplen con este criterio se encuentran el ciclismo en interiores o al aire libre, el baile o una caminata rápida.
Abraza a alguien a quien amas: abrazar a alguien que te importa libera una gran cantidad de hormonas que te hacen sentir bien, como la serotonina y la oxitocina, y reduce el cortisol y la adrenalina en el cuerpo, dos hormonas comunes que se liberan durante una respuesta al estrés. Encontrar a un ser querido humano o peludo y acurrucarse con él durante unos minutos puede ser la solución y aumentar tu sensación de conexión con alguien a quien amas.
Tener relaciones sexuales: si bien esta puede no ser siempre la salida más conveniente o accesible para aumentar las hormonas del bienestar durante el día, si puedes tener relaciones sexuales, es una excelente manera de aumentar las endorfinas (piense en la actividad) y la oxitocina (piense en la intimidad)
Paso tres: Triaje

Así pues, hemos detenido la respuesta al estrés y ahora nos sentimos un poco mejor porque hemos aumentado nuestros niveles de hormonas del bienestar. Ahora, tenemos que abordar la fuente de nuestro estrés. Ahora que nuestro cerebro está más en forma y nuestra capacidad de concentración, pensamiento y elaboración de estrategias ha mejorado, es probable que estemos en una mejor posición para gestionar la fuente del estrés.
La sensación de que nuestro día ha sido un desastre suele deberse a que hemos perdido el control de nuestro día o a que éste nos exige más de lo que podemos ofrecer. En estas situaciones, es importante recordar qué recursos tenemos a nuestra disposición y cuáles podemos controlar.
Parte de recordar lo que sí podemos controlar implica dejar ir algunas cosas. ¿Te sientes sobresaturada? ¿Qué puedes dejar ir? No bromeo, he arreglado días que se fueron al traste dejando de devolver un libro a la biblioteca y aceptar la multa que conlleva. Dar ese pequeño paso me liberó 30 minutos en el día.
Además, recordar los recursos que tenemos puede resultar especialmente empoderante. ¿Eres capaz de delegar, de pedirle ayuda a otra persona o de pagar por asistencia puntual? ¡Hazlo! El objetivo es volver a tomar el control de tu vida, en lugar de dejar que una respuesta al estrés controle tu día.
Paso cuatro: prepárate para el éxito el día siguiente.
Un aspecto que a menudo se pasa por alto al recuperarse de un mal día es prepararse para el éxito del día siguiente.
¿Alguna vez has tenido la experiencia de tener no uno sino varios días malos seguidos, o simplemente muy cerca uno del otro? La razón es que después de sufrir una respuesta de estrés, nuestra amígdala está excitada y busca de forma más activa otras amenazas potenciales. Si bien es posible que hayamos detenido la respuesta de estrés, ese estado de alerta sigue ahí y es probable que sea incluso más sensible que antes.
Una de las mejores maneras de calmar verdaderamente la amígdala es el descanso. Pero no cualquier tipo de descanso.

“Cuando pienso en la palabra descanso, pienso en actividades reparadoras [no solo en abstenerse de hacer cosas. “¿Qué podemos hacer para volver a las áreas en las que nos sentimos agotados?” Cuidar el descanso nos permite no empezar el día siguiente con un déficit.
Generalmente las cosas tomaran su camino y todo se va a solucionar de la mejor manera, así que el mal día pasará.
Recuerda que nada es eterno, todo pasa, los malos días pasan igualmente que lo buenos días también pasan, así que cuando estes frente a un mal día utiliza estas técnicas para relajarte y recuerda que esto, también pasara.
Si quieres más información sobre estas técnicas y aprender a usarlas, me puedes contactar aquí: https://walink.co/4c2daa

Gabriela Guzmán Arnaud
Ceo de Ilafel
Terapeuta en Ciencia de la Felicidad
Comentarios