Imagina vivir la mayor parte de tu vida sintiendo que algo en ti es diferente, pero no sabes exactamente qué es. Eres esa persona que siempre parece experimentar las cosas más intensamente que los demás, como si no llevaras una capa protectora, que te expone a cada pequeño detalle del mundo. Eres quien se siente sobrepasado en lugares ruidosos, quien se siente agotado después de pasar tiempo en multitudes, quien percibe el estado de ánimo de todas las personas que hay en una habitación sin que nadie diga una palabra.
Te preguntas: “¿Qué hay de malo en mí?” “¿Por qué soy tan diferente?”
Muchas personas altamente sensibles (PAS) pasan gran parte de su vida sin saber que son diferentes por una razón biológica, no porque estén rotas.
Yo crecí sintiéndome fuera de lugar e incomprendida. A menudo, la sociedad me etiquetaba como “demasiado emocional”, “complicada”, “exageradas”, “especial”.
Estas etiquetas, repetidas una y otra vez, iban calando profundamente en mi autoestima. Con el tiempo, comencé a creer que tal vez yo era la que estaba mal.
Un día descubrí que lo que me diferencia no es una falla, sino una cualidad profunda y hermosa. Una cualidad que yo he bautizado como mi “Super Poder”.
Lo que me caracteriza como una persona altamente sensible PAS:
Sobreestimulación constante: Lugares concurridos, ruidos fuertes o luces intensas me resultan insoportables. Después de un día lleno de estímulos, me siento agotada. Al regresar del supermercado, en donde lo pase bien, hable con personas e interactúe, debo descansar, suelo decir: ¡qué cansada estoy! Puedo asegurar que me lo he pasado bien, pero tanto estímulo ha sido demasiado para mí.
Empatía extrema: Capto las emociones de los demás con facilidad, hasta el punto de asumir las emociones ajenas como propias. Puedo asegurar que se textualmente lo que es ponerte en los zapatos del otro. Si voy en el autobús o en el tren, observo a las personas y siento quien está triste, preocupada o alegre. Suelo acercarme a los que percibo que sufren y les hablo, busco aligerar su situación, y descubro que esas personas se acercan y me hablan de lo que les pasa, me suelen decir que hay algo en mí que les da confianza.
Necesidad de soledad: Aunque soy muy extrovertida, (el 15% de las PAS somos extrovertidas) y me encanta socializar, el mundo exterior se vuelve abrumador, por lo que tiendo a buscar refugio en la soledad para recargar energías. Tengo mi lugar privado, me gusta pasar horas conmigo misma y mis pensamientos que plasmo en mis libros y escritos, en mi creatividad. He descubierto que el mundo del diseño digital me satisface mucho y ha eso dedico muchas horas. Así recargo mi energía.
Percepción profunda: Noto detalles que otros pasan por alto, lo que me hace ver el mundo de una manera diferente. Suelo reflexionar sobre temas de política, sociales, científicos. Soy una buena líder y me gusta trabajar en equipo y solucionar problemas. Pienso cada detalle y cuando decido lo que hay que hacer, por lo general hago lo correcto.
Crítica interna: Soy perfeccionista, me gusta que todo lo que hago sea perfecto y que todo este dónde debe estar. No me gusta que nadie intervenga en mis cosas o decisiones y no me gusta que me saquen de mi zona de confort. Me da miedo enfrentar situaciones que no están planeadas o siento que están fuera de mi control. Pero comprendo que debo enfrentarlas y a pesar de la angustia que me causan, suelo pensar reflexivamente como enfrentarlas y no paro hasta que lo resuelvo y puedo volver a mi zona tranquila.
Mi “Super Poder”
El día que descubrí que soy una persona altamente sensible al 99%, me di cuenta de que no soy una persona rara, sino que poseo un rasgo llamado “alta sensibilidad”, fue un gran momento, de mucho alegría y transformación personal.
De repente, todo comienza a encajar. Es como si toda una vida de confusión y lucha interna encontrará una explicación. No estaba defectuosa, simplemente, tengo una forma de experimentar el mundo más intenso y profundo.
Me sentí liberada fue como quitarme un peso de los hombros, el peso de la incomprensión y la autocrítica. Y en vez de sentirme rara, comprendí que tengo muchas fortalezas y que esas fortalezas son mi súper poder.
Por tanto, en vez de intentar adaptarme a un mundo que no me comprende, he aprendido a respetarme y cuidar de mí misma y de mis emociones.
He aprendido a establecer límites, sabiendo que no puedo, ni debo decir si a todo y a todos, sin sentirme culpable por eso y he dejado de sentirme mal por necesitar soledad y tiempo para cuidar de mi bienestar.
La alta sensibilidad no es una carga, es un regalo que, cuando se comprende, se convierte en una fuente de fortaleza y de profunda conexión con el mundo y con los demás.
Si eres una de esas personas que siempre se ha sentido diferente, que ha pensado que algo en ti no está bien, quiero que sepas que no estás sola. Te invito a tener una charla conmigo. Puedes pedirla aquí: https://walink.co/0e12b8
Gabriela Guzmán Arnaud
Mentora/Terapeuta especialista en personas altamente sensibles PAS y Experta en Auto Sabotaje.
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