Cuando yo era niña, escuche decir que es mejor que te odien a que seas indiferente para alguien.
Nadie quiere que le odien, pero al menos así, la otra persona esta poniéndome atención, de alguna manera soy importante para el.
Por esta razón, cuando odiamos a alguien decimos, que le estas dando poder sobre ti, porque en tu mente esa persona esta presente y a pesar de que probablemente aquella persona no haga nada material para hacerte daño, lo esta haciendo en la medida en que tu piensas en esa persona y así le estas otorgando poder sobre ti.
Podemos entender entonces, que quien me odia esta poniendo su atención en mi, soy importante para esa persona, en sentido contrario de quien te ama, pero la atención es de la misma intensidad.
Quien me ama, se ocupa de mi persona, con buenos deseos y acciones positivas hacia mi. Por el contrario el que me odia, ocupa su tiempo y su mente en desearme mal y en realizar acciones negativas hacia mi. Pero la intensidad de uno y del otro, es la misma.
Por otro lado, la indiferencia es la no acción. Y es así, porque si alguien es indiferente, no me preocupa ni para bien, ni para mal y por tanto, no ocupa nada de mi tiempo y mi mente en esa persona. Me da lo mismo lo que le pueda pasar, incluso me olvido de su existencia.
Es por esta razón que puedo afirmar: Que la Indiferencia Mata.
La mayor parte de las mujeres, hemos experimentado en algún momento esa sensación de vacío interior y sufrimiento, cuando nos damos cuenta de que aquella persona que me interesa no me pone la mínima atención. Ni se fija en mi, no existo para ella.
Si esto sucede con alguien que nos gusta en una fiesta, podemos sufrir en nuestra autoestima, pero la madurez que tengamos, nos ayuda a comprender que no somos especiales para todo el mundo, y podemos salir adelante sin mayores consecuencias. A menos, que esto se repita de manera continua, en ese caso, hay que acudir a un profesional que nos oriente sobre la razón de esa situación y nos ayude a salir adelante.
Si embargo, si la indiferencia, viene de un ser que en principio debería de amarnos, por ejemplo: un padre o madre, un tutor, los hijos, o la pareja que hemos elegido. Entonces, la situación no solo hiere nuestra autoestima, sino provoca una gran herida emocional que puede llevarnos a graves problemas de salud física y mental o incluso a buscar nuestra propia muerte o la del otro. En este caso, la indiferencia mata.
Es necesario, en terapia, identificar los elementos involucrados para saber detectar si existe realmente una indiferencia por parte de la otra persona hacia mi. O si soy yo la que creo que la otra persona no me hace el caso que yo quisiera que me hiciera. Pero suponiendo el caso de que sí es una indiferencia real, el terapeuta ayuda a identificar las razones que pudieron llevar a que la relación que debía de ser de amor, se convirtiera en indiferencia. Y la terapia, es el lugar adecuado para superar la tristeza, depresión, miedos, etc. que ese rechazo nos provoca. Y encontrar el cause positivo para dejar ir lo que nos esta haciendo daño y poder alzar la mirada hacia la superación y descubrimiento de otros caminos de felicidad.
Lo contrario al amor, no creo que sea el odio, es la indiferencia.
Por tanto, si la indiferencia mata, el amor da vida.
Y así es. El amor es el alimento del ser interior. Quien se sabe amado, es feliz.
Yo he escuchado relatos reales sobre bebés que estaban abandonados y su situación era extrema, al ser adoptados por una familia amorosa, experimentan una verdadera transformación. El amor les inyecto la vida, el deseo de vivir y de luchar.
Se dice, que las mujeres enamoradas, las que se saben amadas, se los notas en la cara. Su semblante brilla con una luz inexplicable y detectas empoderamiento en sus acciones frente a la vida.
Podríamos hablar de muchos casos, las mas fuertes enfermedades, se han sanado con amor. Conozco gente que se ha sanado de cáncer porque experimento el amor de una persona cercana o de un grupo que le dio apoyo y cariño.
Existe u sin fin de casos, que seguro cada uno de ustedes también tendrá conocimiento.
Ahora, es importante, definir lo que se entiende por amor, debemos evitar caer en la falacia del amor. No es enamoramiento, eso es solo una primera fase, en la que como decía un amigo muy estimado por mi, es la etapa en que los que estamos enamorados, sufrimos de falta de cordura. Es bella, pero es pasajera, y debe de ser así, porque debe dejar paso a la etapa del verdadero amor.
El amor, es entrega, es donación, es mirarse en el otro. Y el amor no es egoísta.
Si esto es el amor, entonces ¿cuántas personas aman de verdad?
Sobre todo en la sociedad actual, se ha exaltado el individualismo, el egoísmo. Mirar por el individuo como centro de todo.
Esta filosofía modernista, se ha metido en la vida sin pedir permiso, cuando nos damos cuenta, nosotras mismas estamos inmersas en esa forma individualista de ver el mundo y de creer que merecemos recibir todo de todos.
Ante esta filosofía modernista, surge con más frecuencia la falta de amor verdadero. Se da el enamoramiento, pero nunca se pasa a la siguiente fase, la del verdadero amor, el amor maduro.
Entendemos con esto, que vivimos en una sociedad inmadura en muchos sentidos. Y encontramos personas inmaduras a cualquier edad cronológica.
Así enfrentamos la crisis del amor y el crecimiento de la indiferencia.
Enfrentamos menos parejas que duran en el tiempo, menos capacidad de responsabilidad ante una pareja, menos compromiso.
Somos las mujeres las que hemos perdido mas con esta nueva filosofía. Para el hombre, por su estructura mental, le es mas sencillo ser egoísta y tener muchas parejas sexuales, es para el, hasta natural.
La mujer por naturaleza, requiere una pareja estable, su capacidad de amor es mucho mas fuerte y consistente que la del hombre. Y es entonces, la que sufre mucho más con los cambios de pareja, con la indiferencia de aquel que en principio le dijo amarla, pero que al poco tiempo, la olvido.
Esta filosofía modernista, no solo afecta a las parejas, también afecta las relaciones más estables como el amor paternal. Encontramos tanto hombres, como mujeres, en porcentaje mas hombres, que son capaces de olvidarse de sus hijos y ser absolutamente indiferentes a lo que ellos puedan pasar o necesitar. Y más comúnmente, por desgracia, encontramos padres que hieren profundamente a sus hijos, por la falta de cariño, de muestras de afecto, de palabras positivas. Los hijos viven con ellos, pero solo reciben gruñidos, malas palabras, acciones que destrozan el ser interior de la persona.
¿A quién culpamos?
Podemos encontrar culpables, y muchos, pero si los buscamos fuera, estamos aceptando que yo no soy de ninguna forma parte del problema. Por el contrario, si yo busco ayuda profesional y con ese apoyo logro identificar y poner en orden las cosas, puedo percatarme de que yo de alguna manera, también soy parte del problema y por tanto la búsqueda de las soluciones no esta necesariamente fuera de mi, también esta en mi.
Y principalmente esta en mi. Soy yo quien puede cambiar mi vida.
Soy yo quien puede perdonar y perdonarme.
Soy yo la que tiene el poder de hacer que las cosas sucedan de otra manera diferente.
Soy yo la que puede decir no cuando no estoy de acuerdo.
Siempre, soy yo la que tiene la solución.
Gabriela Guzmán Arnaud
CEO ILAFEL .
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