Ayuda a tus hijos altamente sensibles a gestionar la intensidad de sus emociones. Ayúdalos a convertirse en personas felices y que a que su alta sensibilidad dé sentido a su vida.
- Gabriela Guzmán Arnaud
- hace 7 días
- 6 Min. de lectura

Cuando era niña, a veces me sentaba en mi habitación, lloraba y pensaba en catástrofes, como si nunca fuera a resolver eso que me preocupaba o me asustaba.
Pensaba: “No tengo con quién hablar de esto porque no puedo hablar de ello, porque la gente va a pensar que soy débil o soy tonta”.
Creo y defiendo que es necesario cambiar la forma en que hablamos de las emociones que sentimos las personas altamente sensibles, para lograr vidas más felices y sociedades más prósperas.
“Quiero crear una sociedad donde alguien como yo cuando era adolescente tenga la oportunidad de salir adelante y tenga estrategias para afrontar sus emociones y sensaciones sin miedo y con conocimiento de porque las siente, y tenga un aliado emocional que pueda brindarle el apoyo que un PAS necesita para dejar de sentirse roto, raro o fuera de este mundo.
Creo que lo más dañino cuando no sabemos que somos PAS y esa es la razón de lo que sentimos y intensidad de las emociones, es convertirse en ese autosaboteador: el discurso autodestructivo, la autocrítica: « No soy lo suficientemente bueno. No soy lo suficientemente fuerte. No soy lo suficientemente inteligente. No soy lo suficientemente bueno para esto». Esto se propaga y realmente nos impide lograr casi todo lo que queremos en la vida.
Mi argumento es que el diálogo interno negativo comienza muy, muy temprano, y generalmente se debe al desconocimiento de la alta sensibilidad por parte de padres, maestros y en general de todas las personas que nos rodean, entonces empiezas a escuchar frases como estas: «Eres demasiado raro» , « Eres demasiado especial », «Eres demasiado sentimental», «Eres demasiado fragil» , «Eres demasiado…o» . Nadie está ahí para ayudarnos a filtrar ese aluvión de negatividad, principalmente pocos o casi nadie sabe que no es que seamos “demasiado”, es que nacimos con un sistema nervioso acelerado como una computadora de alta velocidad.
Me parece que lo más desgarrador de la sociedad es que otras personas se creen con el derecho de decirnos quiénes somos y cómo deberíamos ser. Y mucho menos si no están informados de la razón por la cual actuamos como lo hacemos o decimos sentir lo que sentimos.
Es por esto que me siento firme en asegurar que a los niños altamente sensibles desde el preescolar se les enseñe una regulación saludable de sus emociones.
Estaba visitando una clase de preescolar y un niño estaba teniendo una mañana difícil y no quería compartirlo. Básicamente, lo que dijo fue: "No quiero molestarte". Eso me hizo darme cuenta de que este niño iba a quedar atrapado con lo que fuera que sintiera por ser excluido o no entender algo. Qué terrible es que un niño empezara a creer que no era apropiado compartir su experiencia por miedo a ser juzgado.
Este mensaje de la sociedad de suprimir, reprimir, negar, ignorar a los niños altamente sensibles, está afectando a niños muy pequeños que crecen pensando que son diferentes y raros y lo mejor es quedarse cayado o aislado.

El mensaje a trasmitir a las personas altamente sensibles y en especial a los niños es: Necesito saber qué siento, quién soy como persona altamente sensible y cómo lo gestiono.
En las escuelas, tenemos un marco que apoya a los niños en general y en especial a los PAS en el aprendizaje de toda la gama de emociones, y porque los PAS las sienten con más intensidad, luego exploran las razones de esas emociones y las estrategias para esas emociones, y esto se va desarrollando a lo largo de su desarrollo.
Por ejemplo, sentirse solo, excluido o aislado. Son tres conceptos relacionados, pero diferentes, y que también están entrelazados con nuestro desarrollo social y cognitivo. La soledad es más fácil de comprender para una persona joven. Cuando te sientes solo, ¿qué puedes hacer para sentirte menos solo? Luego, se les pide a los niños que hagan una lluvia de ideas y propongan ideas para que todos puedan escucharlas.
¿Pero qué pasa cuando te excluyen? Es un poco más difícil, ¿verdad? Porque no fue tu elección. Tienes que descubrir cómo gestionar el aspecto social, y esto es importante. Lo mismo ocurre con la decepción: si me siento decepcionado, puedo esforzarme más. Si es algo de clase, quizás pueda estudiar más, recibir retroalimentación, aprender de mis errores. Pero cuando te sientes desanimado o desesperanzado, necesitas estrategias diferentes.
Mi visión es que se trata de un proceso de desarrollo continuo. Aprendemos herramientas pequeñas y las practicamos, y luego, a medida que nos desarrollamos, aprendemos más y descubrimos estrategias para ellas. Así, seguimos creciendo y creciendo, y practicando. Con el tiempo, contamos con una increíble colección de estrategias útiles para gestionar nuestra alta sensibilidad.
Sin cultivar esas habilidades, tu sistema entra en shock y no sabes cómo pensar en la situación sin sentirte peor, ni cómo hablar con la gente. Lo que ocurre es que te aíslas más o recurres a otras estrategias, como beber alcohol para adormecerte o consumir drogas para escapar, en lugar de tener estrategias saludables para gestionar la intensidad de lo que sientes.

Una de las cosas más conmovedoras para mí fue cuando descubrí que algunos padres en realidad no quieren escuchar lo que sus hijos sienten, por cómo los hace sentir y porque significaría que tendrían que lidiar con ello.
Y tienen miedo porque no han aprendido a gestionar sus propias emociones y sentimientos sobre los sentimientos de sus hijos, a quienes también les temen. Les avergüenza que su hija o hijo se sienta avergonzado porque creen que es culpa suya. Entonces, ¿cuál es la alternativa? ¿Ignorarlo? No. La alternativa es trabajar en uno mismo y luego ser un adulto que apoye a su hijo. Aprender sobre la alta sensibilidad y las herramientas que existen para luego poder apoyar bien a los hijos PAS.
Debemos enseñar sobre alta sensibilidad a quienes tienen mayor poder para que sean los mejores ejemplos para seguir para la sociedad. Funcionarios gubernamentales, directores ejecutivos de empresas, directores de escuelas, profesionales de la salud, profesores, padres de familia, todos. Lo digo con seriedad. Esto comienza en la infancia, pero son habilidades que debemos practicar a lo largo de la vida.
Me atrevería a decir que los responsables de las políticas deben comprender profundamente las implicaciones de sus decisiones en el desarrollo emocional de los niños en general y especialmente de los niños divergentes como los altamente sensibles, porque se pueden crear políticas que tendrán un impacto en el desarrollo saludable del sistema nervioso del niño.
Las consecuencias para quienes reprimen y niegan la alta sensibilidad no son positivas. Enfermedades mentales, ansiedad, depresión, abuso de sustancias, etc. Enfermedades físicas desde leves hasta muy importantes.
Las consecuencias para quienes mantienen relaciones con personas altamente sensibles que no saben gestionarse tampoco son positivas. Es nuestro imperativo moral asegurarnos de ser modelos para seguir y de enseñar herramientas y estrategias a los PAS y no PAS para lograr vivir en una sociedad mucho mejor y de mayor calidad.
Creo que la ciencia ha demostrado muy bien y lo sigue haciendo las razones del comportamiento PAS y sus consecuencias positivas y negativas, pero la difusión de estas ideas no ha sido buena. En esencia, nuestro mayor problema es el desconocimiento de la alta sensibilidad y la falsa creencia popular de que se trata solo de personas débiles y exageradas.
Por ejemplo, nuestro sistema educativo no se ha comprometido —de hecho, en muchos casos se opone rotundamente— a la enseñanza de estas habilidades en las escuelas. Entonces, ¿dónde se aprenden? Dicen que se aprenden en casa, pero los adultos que traen a los niños al mundo tampoco han recibido una educación emocional. Así que, aparte de los expertos, nadie ha recibido una educación formal al respecto.
Lo que sabemos de las investigaciones es que cuando los niños están en escuelas que hacen el trabajo y lo hacen bien, los resultados son bastante positivos: habilidades sociales más desarrolladas, habilidades emocionales más desarrolladas, mejor desempeño académico, y la lista continúa.
Creo que otra razón es que la sociedad ha cambiado. Por ejemplo, las redes sociales son un factor porque creemos que encontraremos una solución rápida viendo un video de 30 segundos en Instagram de algún influencer diciéndonos que dejemos de lado la ansiedad. Y luego nos damos cuenta de que realmente no podemos simplemente deshacernos de ella. Creo que nos hemos vuelto adictos a la idea de "siguiente, siguiente, siguiente, siguiente", y en esa adicción, no nos damos cuenta de que nunca estamos lidiando con el problema ni con la sensación.
Ya sea una publicación de Instagram sobre cómo reducir la ansiedad, un baño frío o una afirmación que alguien dice que cambió su vida, hay un sinfín de cosas que se le lanzan a la gente. Pero no hay mucho tiempo para aprender, practicar y perfeccionar una habilidad.
Siempre hago un paralelo con la poesía, como Amanda Gorman. No te conviertes en un poeta increíble escribiendo un solo poema. Te conviertes en un poeta increíble escribiendo miles de poemas, recibiendo retroalimentación y creciendo. Bueno, no puedes convertirte en una persona con una buena gestión de la alta sensibilidad emocional sin aprender muchas estrategias, practicarlas y perfeccionarlas con el tiempo. Por tanto, es necesario acudir a la ayuda profesional de especialistas en alta sensibilidad que nos orienten y nos ayuden a poner en práctica las herramientas que nos apoyen en la mejor gestión, en el fortalecimiento de nuestra zona de luz y fortalezas PAS y nos ayuden a gestionar convenientemente la zona oscura de la alta sensibilidad con el objetivo de lograr encontrar el camino hacia una vida equilibrada y encontrar sentido a la intensidad de nuestras emocioes.

Gabriela Guzmán Arnaud
Especialista, investigadora y profesora en alta sensibilidad y apoyo a personas PAS.
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